AHIMSA



Dentro de los  escalones o pasos que describía Patañjali, el primero de los pertenecientes a los Yamas, es Ahimsa: la no violencia.
Este principio no se trata sólo de no dañar a los demás, que también, sino que estaríamos hablando de la no violencia comenzando por nosotros mismos. Respetando nuestro cuerpo y nuestro ser. Alejándonos de aquello que nos daña, aquello que nos perjudica sin aportarnos nada más que dolor. 
Este principio deberíamos aplicarlo en cada momento de nuestra vida. Llevado a la práctica toma un significado muy especial. Muchas veces, sobre todo cuando estamos comenzando en nuestro descubrimiento del Yoga, solemos cometer errores propios de la vanidad, el ego o el desconocimiento de nuestro propio cuerpo. Es normal. Todo en esta vida requiere de un aprendizaje. No hay que sentirse mal, forma parte del proceso. En ocasiones, mientras estamos sobre nuestra esterilla podemos caer en la vanidad de pensar: bueno, este es mi lado bueno para los estiramientos...voy a forzarlo al máximo aunque deje el lado contrario olvidado. Creemos que así la asana quedará más vistosa, más avanzada, pero para nada. Lo único que conseguimos es incomodidad y un inadecuado reparto de la energía. Al mismo tiempo estamos exigiendo demasiado a una parte de nuestro cuerpo,  haciéndolo sufrir y dejando al otro abandonado, como si no nos importase. Pero no penséis que al dejarlo abandonado no estamos ejerciendo violencia sobre él, porque no es así. Al dejarlo olvidado, estamos favoreciendo que se atrofie antes de tiempo.  Eso también es una forma de violencia. 
Este es un ejemplo bastante simple, pero creo que cumple su función para explicar hasta qué punto podemos ser más violentos con nuestro cuerpo de lo que pensamos. El yoga no es dolor. Es cierto que en ocasiones, cuando aún no hemos entrado en la asana y nos estamos familiarizando con ella, podemos sentir algo de tensión o incomodidad lógica debido a que es posible que haya músculos y tendones trabajando en algo a lo que no estamos acostumbrados, algo que es nuevo para nosotros y eso requiere de un tiempo de adaptación. Pero eso es una cosa y hacernos daño o sentirnos mal es otra. Si una asana provoca dolor, es mejor ir relajando poquito a poco la postura hasta encontrar un equilibrio razonable entre esfuerzo y comodidad. Aprender a escuchar a nuestro cuerpo también forma parte de nuestra práctica. No es sólo formar posturas llamativas, eso mejor se lo dejamos a las personas profesionales que se dedican a las exhibiciones de gimnasia artística. El Yoga implica un conocimiento profundo de nuestro cuerpo en cada momento, observación de lo que va sucediendo con cada movimiento o intercambio de energía, tiempo para asimilar lo aprendido, también implica interiorización y práctica, pero todo esto desde la humildad y la aceptación de que estamos en una disciplina en la que somos aprendices eternos. Siempre hay algo que aprender y eso es maravilloso.
Si haces de Ahimsa tu principio básico de vida, allí donde estés tendrás paz.

Namaste 🌸

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